Al ser humano le gusta soñar e imaginar que le suceden las cosas que el va deseando en su mente y cuando estas no se llevan acabo pueden llegar a sufrir una decepción, que si bien puede dejarlos marcados, también puede ayudarlos a esforzarse por conseguir la realización de esta.
Y si toda tu vida te enseñaron a soñar y por supuesto también a cristalizar tus sueños, qué pasa cuando decides ya no esperar nada, así ya no te desilusionarás sino sucede.
Esto puede facilitar todo, aunque se escuche como un pensamiento mediocre, pero te ayuda a mantener los pies sobre la tierra, ya que si vas por la vida sin esperar nada de las personas que te rodean, menos te decepcionaras de ellas. En cambio, si esperas con muchas ansias que alguien realice algo, y al final nunca lo hace, el único resultado que se obtiene es la desilusión que te puede ir amargando la vida y cambiando la percepción que tenias de dichas personas.
Pero suena un poco contradictorio si toda tu vida te ha gustado soñar e idealizar a las personas, y si ahora no esperas nada de estas ¿cómo puedes dirigirte en la vida?
La solución sería pensando fríamente las cosas, auque sin perder un poco de esa ilusión y sueños por los que estamos aquí, simplemente haciendo que todo este equilibrado y no dejarnos llevar por un mundo imaginario que idealizamos en su totalidad, pero que siendo razonables nunca existirá.
